Por Isabel Niño
SGAE ¿una muerte anunciada?…Y llegó el día.
Pero ¿qué pecados ha cometido (presuntamente) esta entidad de gestión?
A Eduardo Bautista, presidente del Consejo de Dirección de la misma, la justicia le señala con el dedo por apropiación indebida. Y a José Luis Rodríguez Neri y otros directivos y empresas controladas por la SGAE por estafa, apropiación indebida y administración desleal.
La apropiación indebida consiste en apropiarse dinero recibido como comisión y no entregarlo a quien corresponde. En nuestro caso, crear un entramado de sociedades para evitar repartir el dinero a los autores.
La estafa alude al engaño. Esto es, yo te engaño para que tú me acabes entregando dinero (o un bien patrimonial) haciéndote creer que existe lo que no existe en realidad.
Y la administración desleal consiste en que los administradores de una sociedad, en beneficio propio o de un tercero, y con abuso de sus funciones, dispongan fraudulentamente de los bienes de la sociedad o contraigan obligaciones causando un perjuicio económico.
Estos tres delitos se traducirían en que (presuntamente) la SGAE de forma generalizada y constante ha incrementado de manera desmesurada los fondos no repartidos a los autores y los ha ido transfiriendo al extranjero a un entramado de sociedades para invertirlo en patrimonio inmobiliario, sueldos y retiros dorados para sus ejecutivos.
Esta claro que, una intervención judicial, con la anticipada y esperada repercusión mediática, no se hace porque sí, ahora cabrá esperar bajo el principio legal de “presunción de inocencia hasta que no se demuestre lo contrario” si, finalmente, tirando del hilo se llega al ovillo.